1. ¿Qué significa inteligencia emocional?

Nuestro interior está continuamente ocupado por un gran número de deseos. Su cumplimiento o su frustración se traducen en sentimientos positivos o negativos.

Los sentimientos son como un termómetro que mide la autorrealización personal. Son estados de ánimo que repercuten constantemente en nuestra conducta externa y que muchas veces repercuten en ella más que nuestras razones.

De aquí se deduce que de alguna manera tenemos dos inteligencias: la racional y la sentimental o emocional. Nuestra conducta está determinada por ambas.

La clave de la autorrealización personal está en la armonía entre cabeza y corazón, en la inteligente integración de ambas.

Es frecuente encontrarse con personas de elevado coeficiente intelectual que no saben manejarse en la vida, mientras que otras con modesto o bajo coeficiente triunfan en su vida familiar, social y profesional. ¿A qué se debe esta diferencia?

La tesis de Goleman, psicólogo de Harvard, identifica el éxito en la vida con un conjunto de habilidades que denomina inteligencia emocional. En su célebre libro explica que la inteligencia emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, esto nos brinda mayores posibilidades de desarrollo personal.

La inteligencia emocional es una cualidad que se puede aprender, de forma parecida al aprendizaje de una asignatura. El grado de dominio emocional que alcance cada persona marcará la diferencia entre quien lleva una vida equilibrada y quien con un nivel intelectual similar, hace de su vida un fracaso.

Es importante saber cómo está cada persona, descubrir nuestros sentimientos, saber expresarlos con palabras, aprender a reconocerlos. Una vez aprendemos a reconocer los sentimientos, aprender a controlarlos es más fácil.

Lo que piensas influye en lo que sientes, y lo que sientes, y según te sientes así te comportas. Si tienes pensamientos de tristeza te sentirás triste y abatido. Si tienes pensamientos tristes es más fácil que pierdas  la esperanza y todo lo que te suceda lo ves desde un punto de vista negativo. Aprender sobre nuestras emociones es aprender sobre nosotros mismos.

Aspectos que forman parte de la inteligencia emocional

–          Conocimiento y control de las propias emociones

–          Aprender habilidades sociales

–          Mejorar nuestro equilibrio emocional

–          Desarrollar destrezas para afrontar las situaciones desde un punto de vista positivo.

–          Saber desarrollar estrategias ante los problemas.

–          Capacidad de motivarse a uno mismo

–          Reconocer y comprender las emociones ajenas

 

      2.   Conocimiento propio: el mundo de los sentimientos

Para actuar bien conviene conocerse bien, no podemos vivir con nosotros mismos como un desconocido. Debemos saber las cosas y situaciones que nos llevan al cambio de estado de ánimo, como las fantasías, sobrevalorarnos o por el contrario minusvalorarnos.

Todos tenemos una tendencia al autoengaño, a disculparnos y a no reconocer la responsabilidad de nuestras acciones u omisiones.

Hay algunos obstáculos que nos llevan a no conocernos, el orgullo, la presunción de ser los amos de nuestra vida, la convicción de que basta la razón para arreglarlo todo. Es preciso ser valientes y humildes para conocernos con objetividad.

Una parte de la educación sentimental es aprender a expresar con palabras los propios sentimientos.

La percepción que cada uno tiene de sí mismo depende mucho de la que tengan los demás. Es importante por tanto sentirse valorado y querido por quienes nos rodean. Por este motivo, gran parte de los trastornos afectivos tienen su origen en una deficiente comunicación con las personas cercanas.

¿Qué puedo hacer entonces? Busca establecer buenas relaciones personales en la familia, entre amigos, con los vecinos y colegas de trabajo.

La vía para lograr un cambio en los sentimientos es mediante la acción, la conquista de hábitos. La reflexión en el conocimiento propio debe llevarnos a la acción, si no, no cambiaremos.

La vida está sembrada de altibajos sentimentales, pero nosotros debemos controlar los sentimientos para que no se conviertan nuestra existencia en una montaña rusa emocional.

No tenemos poder sobre la aparición y el tipo de las emociones, pero sí tenemos cierta posibilidad de controlar su tiempo de permanencia y su intensidad. El problema, por ejemplo, no está en evitar la tristeza, sino en impedir que nos invada por completo y se convierta en depresión.

      2.1 No te dejes dominar por los sentimientos

Dejarnos llevar por los sentimientos puede ser dañino, en ocasiones pueden ser unos virus peligrosos para nuestra vida y felicidad.

Estrategias eficaces para alejar sentimientos negativos:

  • La distracción hacer o pensar cosas que nos hagan pasar un buen rato, así nos distanciamos del sentimiento que nos irrita
  • Cambio de perspectiva con el que juzgamos nuestro problema
  •  No caer en el victimismo y la autocompasión
  • Pensar que muchas personas sobrellevan bien situaciones peores
  • Buscar el desahogo en personas realistas y prudentes que nos puedan ayudar
  • Hacer ejercicio físico

La inteligencia debe aprender a gestionar su mundo interior de los sentimientos, que no es aniquilarlos y rechazarlos sino ponerlos en su lugar adecuado.

  1. 3.   Aprender a motivarse

Hay personas inteligentes que son muy perezosas, y personas de pocas luces muy diligentes y constantes. La diferencia de conducta está enla motivación. Hacefalta un motivo para poner en marcha la voluntad, un algo que permita obtener satisfacción donde otros no encuentran ilusión ninguna.

El hombre posee una gran capacidad de mejorar a otros y de mejorarse a sí mismo. El optimismo realista, no el ingenuo, es la mejor actitud ante la vida e imprescindible en la educación sentimental.

Hemos de aprender a levantar la mirada interior, recuperar la ilusión, a motivarnos. Para la motivación es fundamental tener un objetivo grande, saber a dónde nos dirigimos en la vida, tener un norte, una dirección hacia donde caminar, no tenerla lleva con el tiempo a una vida frustrada.

Un objetivo concreto, noble que proporcione unidad, armonía, vigor y plenitud a nuestra vida. Vivir un ideal, tener un por qué para vivir, bien definido, claro, nos proporciona unidad en los pensamientos, proyectos y actitudes.

Hay proyectos de vida más nobles que otros. Los ideales que merecen la pena y tienen valor son los que nos ayudan a hacer un mundo mejor, a hacer realidad cada día nuestra actitud de servicio,  a poner amor donde no hay amor, generosidad donde anida el egoísmo y compresión donde reina la intolerancia, lo ruin, la miseria humana.

Es importante que el ideal que nos propongamos como objetivo sea acomodado a nuestras posibilidades, a nuestro marco de referencia interno, a nuestra escala de valores, a nuestra capacidad de esfuerzo y superación, a lo que dé de sí nuestra capacidad de entrega y nuestra actitud de renuncia.

Gestionar el entusiasmo adecuadamente nos ayudará en este proyecto de vida. La magia del entusiasmo nos hace vivir las pequeñas cosas de cada día, incluso los hechos más ordinarios y rutinarios como una apasionante aventura que nos llena de felicidad. La persona que afronta con entusiasmo su existencia, minuto a minuto, es la que es capaz de motivarse. La fuerza, el entusiasmo que pongamos en nuestras acciones será siempre un reflejo fiel, una expresión de la intensidad de la motivación interior. El entusiasmo debe renovarse cada día.

Esto requiere esfuerzo, algunas acciones que nos ayudan a cultivarlo son:

  • Ejercitarnos constantemente en el dominio t control de nosotros mismos (sentimientos, pasiones…)
  • Cultivar la templanza y la paz interior e impedir que la ira o la ansiedad nos dominen.
  • Habituarnos a la reflexión y a la prudencia y evitar reacciones demasiado rápidas e incontroladas.
  • Mantener un constante sentido del humor y la costumbre de ver el lado positivo de las cosas y de las personas.
  • No abordar jamás una situación problemática, difícil o comprometida, si estamos bajo un estado pesimista o depresivo.
  • Abordar asuntos estableciendo prioridades, de forma ordenada y de acuerdo con un plan prefijado previamente, y evitar, en lo posible, las sorpresas de última hora, las prisas, las preocupaciones.

Piensa y reflexiona sobre las siguientes frases:

B. Spinoza

Cuando un hombre se imagina que no es capaz de esto o aquello, seguirá indeciso e incapaz de realizarlo.

Henry Ford

El entusiasmo es la levadura que hace crecer nuestras esperanzas hasta alcanzar las estrellas.

Emerson.

 Ninguna cosa grande fue llevada a cabo sin entusiasmo.

 

4.   Capacidad de relación

El hombre es un ser social por naturaleza. Las relaciones interpersonales forman parte de su vida, de su desarrollo, son muy importantes.  Hay determinados temperamentos y caracteres a los que no les resulta connatural y sencillo el establecer relaciones con los demás, pero no por eso deben dejarse llevar por cómo son, tendrán que trabajar ese punto con más empeño y esfuerzo.

En algunos casos hay personas cuya torpeza para relacionarse proviene de una escasa educación en lo referente a las normas de comportamiento social. Estas carencias suelen provocar el miedo a no saber manejarse con soltura y a cometer errores que parecen ridículos.

La única solución asequible es esforzarse por cultivar cuestiones básicas para la buena convivencia diaria. Alfonso Aguiló señala varias:

  • Iniciar o mantener con soltura una conversación circunstancial, para no ser de esos que a las dos palabras tienen que despedirse porque han agotado su conversación y no saben qué más decir.
  • Mostrar interés por lo que nos dicen, y hablar sin apartar la mirada.
  • Saber decir que no,  o dar por terminada una conversación o una llamada telefónica que se alarga demasiado.
  • Darse cuenta de que el interlocutor lleva tiempo emitiendo discretas señales de su deseo de cambiar de tema, o de terminar la conversación  o la visita.
  • No invadir el espacio personal de los demás (no acercarse físicamente demasiado al hablar; no entrar en temas o lugares que requieren andarse con mucha prudencia y respeto; evitar preguntas molestas o inoportunas, etc.)
  • Pedir perdón cuando sea necesario, dar las gracias, pedir las cosas por favor, etc. Es más importante de lo que parece.

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